viernes, 30 de noviembre de 2012

Los Apocalipsis Cristianos


Esa era la atmósfera espiritual que predominaba en Israel cuando, en el seno de la religión judía, surgió una secta herética encabezada por un hombre que aseguraba ser el hijo de DIOS y el MESÍAS anunciado en varios de los Apocalipsis previos: Jesucristo.

Jesús proclama el fin de los tiempos en un conjunto de capítulos evangélicos que se conocen como “Apocalipsis sinópticos” (Marcos 13, Mateo 24-25, y Lucas 21) en los que actualiza o renueva los anuncios hechos por Daniel.
El Apocalipsis de Pedro

Escrito en el siglo II a.C., en este texto Jesús dialoga con sus apóstoles y describe el destino que tendrán después de la muerte. En el se habla por primera vez del “mas allá”, con el castigo que espera a los pecadores y la recompensa que recibirán los virtuosos. Se conserva apenas un breve fragmento en el que destacan perturbadoras descripciones atribuidas a Pedro:

Y vi a los asesinos y a sus cómplices echados en un lugar estrecho, lleno de ponzoñosos reptiles, y eran mordidos por estas bestias, y se revolvían e aquel tormento. Y encima de ellos había gusanos que semejaban nubes negras. Y las almas de los que habían asesinado estaban allí y miraban el tormento de aquellos asesinos y decían: ¡Oh DIOS! Rectos son tus juicios.”

Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a para el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían los ojos de las mujeres; estas eran las que habían concebido fuera del matrimonio y se habían procurado aborto.

El Apocalipsis de Pablo

Hallado entre los manuscritos de Nag Hammadi que campesinos egipcios descubrieron en 1945, ha resultado imposible determinar la fecha de su origen. Inicia con una visión divina, prosigue con una escena de juicio y castigo, y concluye con un viaje que conduce a un encuentro con DIOS.

Entonces ascendimos al sexto cielo y vi a mis colegas apóstoles que me acompañaban, y el Espíritu Santo me conducía ante ellos. Levante la mirada y vi una gran luz que resplandecía sobre el sexto cielo. Hable y dije al guardián que estaba en el sexto cielo: Abre para mí y para el Espíritu Santo que me precede. Entonces me abrió y ascendimos al séptimo cielo. Vi a un anciano de luz cuya vestidura era blanca.
Sin embargo, su inspiración no procedía de libros nuevos. Era simplemente el recuerdo, en voz de los predicadores populares, de los antiguos libros apocalípticos, especialmente el de JUAN que, a lo largo de los siglos, a conmovido de diferentes modos a los creyentes católicos



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