sábado, 8 de junio de 2013

Legado matemático

Se ha necesitado miles de formulas para dar con las ecuaciones arquetípicas, aquellas que lejos de la complejidad que las distingue, han transformado al mundo con revoluciones visionarias y tecnológicas.


De los millones de lenguajes que existen, el de las matemáticas es el más útil porque con él se ha podido interpretar lo que sucede en la naturaleza. Las ecuaciones son formulas que relacionan las características de algún fenómeno, desde el imperceptible mundo cuántico hasta la inalcanzable inmensidad del universo observable. Aunque son falibles, esas expresiones lógicas compuestas por símbolos y números han sido las responsables del desarrollo de la tecnología con la que hoy vivimos. “Por fortuna no se necesita ser un ingeniero aeroespacial para apreciar la poesía y la belleza de una buena e importante ecuación”, dice el matemático ingles Ian Stewart, quien está convencido de que las ecuaciones son la clave que traduce el conocimiento; sin embargo, también reconoce que saturar con formulas una explicación sobre algún descubrimiento científico podría ser engorroso, incluso para quienes están acostumbrados a ellas.
Gramática numérica

Las ecuaciones se ocupan tanto para comprobar un dato conocido como para revelar uno desconocido. Según el contexto donde se usen, permiten encontrar patrones de ciertas observaciones, hacer suposiciones y replantear una fórmula para perfeccionar un cálculo. Las ciencias naturales, como la biología, física o química, son las que mayormente dependen de ellas. Por otro lado, las ciencias sociales las emplean también para realizar sus ecuaciones cuantitativas, en especial la economía y la demografía.

Las formulas siempre se han derivado de problemas prácticos; en sus versiones primitivas fueron utilizadas por las civilizaciones antiguas para medir propiedades o controlar ganancias en los intercambios comerciales. De manera progresiva se añadieron herramientas a las ecuaciones y de este modo surgieron nuevas ramas matemáticas.  Las figuras geométricas, por ejemplo, son unos de los instrumentos más viejos; con ellas se pudieron calcular distancias de terrenos, y con base en su simetría, construir artefactos y edificios estables. Otra herramienta son las operaciones básicas –suma, resta, multiplicación y división-, las cuales resultaron de la aritmética de los griegos antiguos y ahora son imprescindibles en cualquier forma.
Selectas y elegantes

Como en una carrera de relevos, los científicos incorporan hallazgos y formulas previas en las teorías de sus disciplinas, pusieron en duda algunas hipótesis y plantearon nuevas incógnitas. Antes de dar con  la ecuación ideal, hacían varios borradores y probaban métodos que fueran efectivos para resolverla.

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