Después de muchas predicciones fallidas dentro y
fuera de su ámbito, la Iglesia Católica ha renunciado a determinar una fecha
precisa para que ocurra el fin del mundo (Hechos 1:7 Y El
les dijo: No os corresponde a vosotros saber los tiempos ni las épocas que el
Padre ha fijado con su propia autoridad). Sin embargo aun afirma que el
proceso de renovación señalado en las escrituras ha de ocurrir efectivamente.
Su postura más explícita al respecto aparece en el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica presentado en el pontificado
de Juan Pablo II:
“Al fin de los tiempos el reino de DIOS llegara a su
plenitud. Después del juicio final, los justos reinaran para siempre con
Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será renovado. […]
El universo visible también está destinado a ser transformado, a fin de que el
mundo mismo sea restaurado a su primitivo estado y sin ningún obstáculo este al
servicio de los justos, participando en su glorificación en Jesucristo Resucitado.
[…] Ignoramos el momento de la consumación de la Tierra y de la humanidad (Marcos
13:32 Pero de aquel día o de aquella hora nadie sabe, ni
siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre), y
no sabemos cómo se transformara el universo.. Ciertamente, la figura de este
mundo, deformada por el pecado, pasa, pero se nos enseña que DIOS ha preparado
una nueva morada y una nueva Tierra en la que habita la justicia y cuya
bienaventuranza llenara y superara todos los deseos de Paz que se levantan en
los corazones de los hombres (Mateo 24:36 Pero de aquel día y hora nadie sabe,
ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre).
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