La noche del 15 de septiembre del 1810 pasó a la historia como uno de los acontecimientos más significativos para nuestro país, ya que en esa fecha tuvo lugar el “Grito de Independencia”, hecho protagonizado por el Padre de la Patria, don Miguel Hidalgo y Costilla en la población de Dolores, Guanajuato.
Hidalgo, como muchos otros mexicanos, adoptó los ideales independentistas que desde 1809 se extendían por el país a través de grupos liberales. Uno de éstos, el de Querétaro, encabezado por el corregidor Miguel Domínguez y su esposa, Josefa Ortiz, contaba a Hidalgo entre sus integrantes desde el año de 1810. Varios oficiales del Regimiento de Dragones de la Reina, entre ellos Ignacio Allende, Ignacio Aldama y Mariano Abasolo se unirían algún tiempo después a los conspiradores de Querétaro.
Hidalgo se dedicó entonces a reclutar partidarios y a comprar o construir armamento. Sin embargo, a principios de septiembre de 1810, la conspiración de Querétaro fue descubierta por el Gobierno Virreinal.
Allende había llegado a Dolores la noche del 14 de septiembre, pero tanto él como Hidalgo ignoraban las consecuencias de haber sido descubiertos. Para entonces, varios de los conspiradores habían sido aprehendidos , pero dona Josefa Ortiz, durante la noche del 15 envió un mensaje al pueblo de Dolores, avisando a Hidalgo y los demás libertadores sobre el inminente peligro que corrían.
Sin esperas más tiempo, Hidalgo marchó a la cárcel de Dolores y puso en libertad a los presos, a quienes dotó con armas de la policía y el Regimiento de la Reina. Durante la madrugada, Hidalgo tocó la campana de la iglesia para convocar al pueblo y al reunirse la multitud en el atrio de la parroquia, pronunció la histórica arenga y al grito de “Viva la América y mueran los gachupines”, se lanzó a la lucha en pos de la independencia de México.
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