Uno de estos últimos asteroides, de 17-20 metros de diámetro, impactó el pasado 15 de febrero en la región de los Urales, en Rusia, y liberó una energía equivalente a 20 veces la de la bomba atómica de Hiroshima, lo que causó inmensos daños materiales y provocó cientos de heridos.
¿Qué probabilidades hay de que un suceso similar ocurra de nuevo? ¿Qué se puede hacer para evitarlo?
La oficina para el Conocimiento del Medio Espacial (SSA, en sus siglas en inglés) de la Estación Espacial Europea (ESA) se creó hace cuatro años para intentar responder esas preguntas.
Esta semana se reúne en Madrid uno de los socios industriales de la SSA, Deimos Space, junto a investigadores de universidades, agencias espaciales e institutos de investigación para reflexionar sobre la posibilidad de que un suceso como el de los Urales pueda suceder de nuevo.
La amenaza de los NEOs, según afirman, no es sólo teórica. "Tenemos que invertir en medidas prácticas en el presente para estar preparados en el futuro", añade Drolshagen. Y para ello, nada mejor que establecer sinergias.
La integración de todos los recursos europeos y la coordinación en el momento de la detección de NEOs es clave para realizar un escaneo eficaz del cielo y ser capaces de emitir alertas avanzadas.
"El objetivo de este encuentro es desarrollar una serie de hojas de ruta que guíen la investigación y el desarrollo actual y futuro en materia de NEOs", afirman Gerhard Drolshagen, de la oficina del SSA. Queda mucho por hacer, afirman, y muchas técnicas que perfeccionar.
"Hemos de mejorar los modelos matemáticos que simulan las consecuencias de un impacto, diferenciando entre las explosiones en el aire o los impactos contra el suelo, o evaluar las distintas estrategias cinéticas o explosivas para desviar sus trayectorias, entre otras muchas cosas", añade Gerhard Drolshagen del programa SSA.
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