lunes, 11 de febrero de 2013

IRREVOCABLE Y TREMENDO


Benedicto-XVIPara gobernar la barca de San Pedro y anunciar el evangelio es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del alma.

Vigor que en los últimos meses me ha disminuido en modo tal que debo reconocer mi incapacidad para administrar bien el ministerio a mí confiado.

Por esto, bien sabedor de la gravedad de este acto, con plena libertad, declaro renunciar al ministerio de Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, confiado a mí por mano de los cardenales el 19 de abril del 2005.

De modo que, desde el 28 de febrero del 2013, a las 20 horas, la sede de Roma y la sede de San Pedro quedará vacante y deberá convocarse, por aquellos a quienes compete, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

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