Además, la anunciada ausencia del candidato del Revolucionario Institucional (PRI), Aristóteles Sandoval Díaz, sí tuvo repercusión, pues Alfaro Ramírez insistió en nombrarlo y lamentó que no se hubiese presentado.
Un hecho sobresaliente en el debate, en el que el moderador procuró mantener el discurso de propuestas antes que la confrontación, ocurrió casi al final, cuando el candidato Fernando Guzmán confrontó a Enrique Alfaro y le preguntó si tenía nexos con los hermanos del gobernador Emilio González Márquez. Aunque no especificó a qué se refería, se trató del primero y más claro deslinde público entre el candidato panista y el actual gobernador, de quien se rumora está apoyando a Alfaro Ramírez.
“Yo no tengo realmente compromiso alguno; le preguntaría a Enrique, si él dice que no tiene ningún compromiso, si están incluidos los hermanos de Emilio, porque se sabe y se dice otra cosa”, fue el señalamiento directo de Guzmán.
Alfaro recibió la declaración abanicándose con una carpeta, acomodado en su sillón y volteando la cara con gesto apático. En su turno, evadió responder, pero durante el desarrollo de los temas, que fueron educación, participación ciudadana y abasto de agua, no perdió oportunidad para cuestionarle propuestas similares a las suyas, como la de regalar uniformes a los estudiantes.
Ante el intercambio de señalamientos entre Guzmán y Alfaro, las intervenciones de los otros dos asistentes se vieron eclipsadas durante las dos horas de debate. Fernando Garza, del PRD, usó su tiempo para lanzar acusaciones contra Alfaro directas e indirectas, e incluso se refirió al viaje de campaña al Norte del Estado que realizó en avioneta. La candidata del Panal, María de los Ángeles Martínez, lució nerviosa durante el ejercicio, el primer debate al que asiste sin documentos para leer.
Todos coincidieron en aplaudir y felicitar el esfuerzo de los jóvenes por un ejercicio que permitió réplica, contrarréplica y una visión más amplia de lo que ocurrió en el foro; sin embargo, una de las condiciones primordiales de no provocarse entre candidatos fue, justamente, la primera omisión.
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