Católicos relevantes denuncian la escasa cobertura y la manipulación del lenguaje en muchos medios ante las nuevas revelaciones sobre el negocio de Planned Parenthood con las partes del cuerpo de niños abortados.
Esta semana se ha publicado un nuevo vídeo de cámara oculta en el que otra directiva de Planned Parenthood, Mary Gatter, presidenta del consejo médico de la entidad, negocia sobre el precio de venta o conservación de los “tejidos” procedentes de los fetos abortados. En la negociación, Gatter y su interlocutor acuerdan el pago de entre 75 y 100 dólares, dando detalles sobre las técnicas para que estos tejidos – órganos y partes del cuerpo - no sean dañados en el proceso. La médico se muestra dispuesta a hablar con sus compañeros para que alteren el procedimiento de aborto – en una posible violación del consentimiento firmado por la madre- de forma que puedan preservarse las partes en las que esté interesado el cliente. Ella misma explica que en el primer trimestre de embarazo el método usual es la succión, que lo tritura todo, y que así lo firma la madre que acude a Planned Parenthood al dar su consentimiento. Alterar ese consentimiento supone un problema legal que, en cualquier caso, se compromete a resolver. Gatter se compromete también a “usar una técnica menos trituradora para conseguir más muestras enteras”, las cuales son las que interesan a las empresas. “No hacemos esto por dinero”, asegura Gatter, pero dice que la cantidad que se le ofrezca “tiene que ser lo suficiente como para que me valga la pena”. Por eso, tras haber dado su acuerdo a cobrar 100 dólares por pieza, pide un tiempo para estudiar el precio: “Déjenme averiguar lo que están cobrando otros, y si estamos en precio, lo dejamos así, pero si es poco, lo subimos. ¡Quiero un Lamborghini!”, bromea con la persona que tiene al lado.
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