Esa era la atmósfera espiritual que predominaba en Israel
cuando, en el seno de la religión judía, surgió una secta herética encabezada
por un hombre que aseguraba ser el hijo de DIOS y el MESÍAS anunciado en varios
de los Apocalipsis previos: Jesucristo.
Jesús proclama el fin de los tiempos en un conjunto de
capítulos evangélicos que se conocen como “Apocalipsis sinópticos” (Marcos 13,
Mateo 24-25, y Lucas 21) en los que actualiza o renueva los anuncios hechos por
Daniel.
El Apocalipsis de Pedro
Escrito en el siglo II a.C., en este texto Jesús dialoga con
sus apóstoles y describe el destino que tendrán después de la muerte. En el se
habla por primera vez del “mas allá”, con el castigo que espera a los pecadores
y la recompensa que recibirán los virtuosos. Se conserva apenas un breve
fragmento en el que destacan perturbadoras descripciones atribuidas a Pedro:
“Y vi a los asesinos y a sus cómplices echados en un lugar
estrecho, lleno de ponzoñosos reptiles, y eran mordidos por estas bestias, y se
revolvían e aquel tormento. Y encima de ellos había gusanos que semejaban nubes
negras. Y las almas de los que habían asesinado estaban allí y miraban el
tormento de aquellos asesinos y decían: ¡Oh DIOS! Rectos son tus juicios.”
“Muy cerca de allí vi otro lugar angosto, donde iban a para
el desagüe y la hediondez de los que allí sufrían tormento, y se formaba allí
como un lago. Y allí había mujeres sentadas, sumergidas en aquel albañal hasta
la garganta; y frente a ellas, sentados y llorando, muchos niños que habían
nacido antes de tiempo; y de ellos salían unos rayos como de fuego que herían
los ojos de las mujeres; estas eran las que habían concebido fuera del
matrimonio y se habían procurado aborto.”
El Apocalipsis de Pablo
Hallado entre los manuscritos de Nag Hammadi que campesinos egipcios
descubrieron en 1945, ha resultado imposible determinar la fecha de su origen.
Inicia con una visión divina, prosigue con una escena de juicio y castigo, y
concluye con un viaje que conduce a un encuentro con DIOS.
“Entonces ascendimos al sexto cielo y vi a mis colegas
apóstoles que me acompañaban, y el Espíritu Santo me conducía ante ellos.
Levante la mirada y vi una gran luz que resplandecía sobre el sexto cielo.
Hable y dije al guardián que estaba en el sexto cielo: Abre para mí y para el
Espíritu Santo que me precede. Entonces me abrió y ascendimos al séptimo cielo.
Vi a un anciano de luz cuya vestidura era blanca.”
Sin embargo, su inspiración no procedía de libros nuevos.
Era simplemente el recuerdo, en voz de los predicadores populares, de los
antiguos libros apocalípticos, especialmente el de JUAN que, a lo largo de los
siglos, a conmovido de diferentes modos a los creyentes católicos
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